Saga Echeverría, segunda entrega
41. Primera quincena de abril de 1937.
Podréis ver que lo que fue un siglo de nuestra familia se recoge en 200 páginas apenas mientras que el transcurrir de la guerra da lugar a un montón de recuerdos y esos recuerdos son los que recojo a través de las cartas.
Ponticiella 1º de abril de 1937
(En la parte de arriba un signo de la cruz, debajo: ¡viva España! A la izquierda escrito en vertical: Adelaida no te mandé la ropa porque Teófila está algo mal. Se recibió el café.
(Entre el Viva España y la fecha, también escrito en vertical: hoy encargué las botas de Pablo a Villalba)
(Esta carta está escrita en un papel arrancado de un cuaderno sin líneas de pauta)
Queridos papás: espero que estéis bien y que papá seguirá mejorando.
Los pequeños tan contentos sin acordarse de nadie, ni querer oír hablar de ir a Navia.
Aidina me dice que ahora tengo “tles” hijos.
Manolín dice que dos, que él no es hijo mío que tiene papá y mamá suyos, pero que él no va a Navia ni lloviendo ni haciendo sol.
Ayer no estaba el señor cura y tuve yo que rezar el rosario y la novena en la iglesia por él, Manolín que nunca quiere ir se empeñó en ir ayer pero al salir estaba muy desilusionado porque ni me revestí ni siquiera subí al púlpito. No sé qué se había figurado él que iba yo a hacer. Además cantó “Laudate” con unos gritos tan desaforados que a las Cantoras les dio la risa y casi quedó cantando solo. Y todavía decía que fue que un hombre lo miro desde la oscuridad y que el cantó del susto. Adelaida os había dicho que como ya quería poneros en la casa preparada para cuando llegarais aquí y estaba sucia compré material para blanquearla, ahora estoy en la duda de si hacerlo o quedarme aquí en la casa que estoy.
Para ir yo a la casa tengo que traer una cama y algún cacharro y si hay que quedar yo sola como faltan poco más de tres meses tal vez no valga la pena pero si quedan aquí los niños entonces sí. Y sobre todo si en septiembre tengo que volver aquí quiera dios despejar la situación para entonces. En fin, decirme qué os parece que debo hacer.
Supongo que sabréis algo de Enrique y adonde fue destinado si es así mandádmelo a decir para poder escribirle y también de los demás por si no me escriben a mí.
Recuerdos a Clara y su familia. Un abrazo para Adelaida y los niños y para vosotros otro con muchos besos de vuestra hija Matilde
Supongo que recibiríais la visita del correo que os llevaba a Palacio Valdés para entretenimiento de papá.
(Escrito en vertical en el margen derecho de la primera planilla: Mandadme los pliegos de papel como la muestra)
19370401 Ponticiella 1º abril 1937
(Una cruz, debajo Viva España)
Querido Pablo: Hace ya no sé que tiempo que no te escribo.
Fui a Navia a ver a papá y mamá y estuve allí unos días con ellos. Salí de aquí con la gran nevada y de madreñas, anduve 14 km hasta llegar al coche. Papá está bastante bien aunque débil y las heridas mejoran rápidamente. Está muy animado y como él tiene mucha energía creo que le ayudará a mejorar más pronto aun. Supongo que tu tendrás desde ahí buena combinación de coches que te permita ir a verle.
Adelaida marchó el lunes con Mª Teresa y Lorencín, quedaron aquí las tres fieras mayores pero no hay motivo de queja contra ellos, pues por miedo a que los mande para Navia se portan bastante bien. No quieren a todo trance marchar de aquí. Matildina creció mucho, pero está pálida como siempre, pero Aidina y Manolín tienen buen color. Corren todo el día a su gusto y hablarles de encerrarles es lo peor que se les puede hacer.
Manolín por estar libre quisiera ni siquiera tener que venir a la escuela. Va recordando lo que tu le enseñaste y aunque ya lee, si no fuera tan vago lo haría mucho mejor.
Ayer me pasó con él una cosa graciosa. Tuvo que ir a otra parroquia el Sr cura y me mandó recado por si yo quería hacer la novena que teníamos empezada en la Iglesia. Manolín a quien no pude llevar ningún día puso mucho interés en ir pero pidiéndome que lo dejara estar cerca de mi. Rezamos la novena y el Rosario y al salir veo a Manolín con cara de desilusión que me dice: Total no hiciste nada, ni siquiera subiste allá arriba.
El pobre hombre creyó que iba a salir revestida, subir al púlpito, no sé lo que se había figurado que iba yo a hacer. El caso es que dijo que ya no volvía más. Aunque no sé si lo dejaré yo, pues cuando cantan en el coro canta con ellas con unos gritos tan desaforados y sobresale la voz suya y luego dice que fue que tuvo miedo a un hombre que lo miraba con mala cara.
Las botas que tú dices no las hay en Navia ni en Boal, las que hay son de la altura de las corrientes con suela de madera, pero las hay en Villalba ya las encargo hoy mismo. Porque supongo que tú las quieres que lleguen a la rodilla o casi hasta la rodilla. Con ellas te mandaremos los calcetines, si son gordos y pican pones unos de los corrientes debajo. También quiero mandarte un jamón que aquí lo hay barato y a ti seguro que te gusta más picar que comer. Te provees de un buen cuchillo Y las pieles y huesos se los das al ranchero para fabada.
Estos días de frío y lluvia me acuerdo de vosotros pues además de los peligros de la guerra corréis los del mal tiempo. Supongo que tendréis casa donde cobijaros pero con todo tendréis que salir sin remedio al frío y al agua y cuando os mojáis probablemente sin poderos mudar después.
Pasó Quiquín por Navia estando yo, está grueso y muy guapo con el uniforme nuevo a Juaco y a ti no me tocó veros..
El domingo 11 viene aquí el Sr obispo para confirmar, creo que seré la madrina de la confirmación. Se están preparando arcos, escudos, flores no sé cuántas cosas, ya veremos qué resulta todo. Ese día no sé cómo me arreglaré para no tener que emplear con mi hija en plena iglesia y en presencia del Sr obispo el sistema Decroly puro como tú dices. Es capaz de antojársele estar en brazos durante la ceremonia o algo por el estilo.
Escríbeme y dime lo que sepas de los demás y la dirección de Quiquín, si sabes adonde lo destinaron.
Dios que ir a daros suerte a todos, que él os acompañe y proteja en todo momento y quiera daros un cumplido y rápido triunfo para que pronto estemos todos reunidos y en paz.
Besos de los pequeños y muchos con un fuerte abrazo de tu hermana. Matilde (rubricado)
Dime el modo de mandar las cosas para que lleguen
No me resisto a comentar la ingenuidad de los niños, queda reflejada con esta actitud de mi nieto Manolín, hoy cuando escribo esta crónica está a punto de licenciarse en Medicina, que tenía interés de ver a su tía de maestre de ceremonias en la iglesia, supongo que se la imaginaba como recuerdo que fue una ceremonia masónica con un ridículo ritual que presencié en Cuba cuando era tentado por mi primo Adolfo.
Ponticiella a 2 de abril de 1937
Queridos papás: hoy viernes recibo vuestra carta diciéndome que Tilde está Mala, yo ya veía que le sucedería algo, pues con el agua que caía y el frío que hacía además de tener mal la garganta, era de esperar.
Podéis empezar a buscar una casa, yo desde luego quiero más estar junto vosotros y cualquiera cosa que decidáis me parece bien, lo peor será que ahora me parece que no vais a encontrar casa alguna por ahí.
A mi el tiempo se me hace interminable, además estoy continuamente intranquila, cuando Tilde marchó hacía dos días que Lorencín estaba malo y no se me quería bajar de los brazos y aún esta mal aunque ya con menos fiebre, pero durante la noche le vuelve con más fuerza, tenía mucha irritación con sangre y está algo descompuesto. Además tiene una tos muy grande y parece que se ahoga. Hoy también María Teresa tose muy ronco y al respirar le rasca mucho el pecho y lo mismo esta Aidina. Manolín es el que no tiene más que muchas ganas de correr y jugar y Matildina no tose apenas, la noche pasada no le dio ni una vez la tos.
Dile a Tilde que vigilaré a Tildina en lo posible; hoy dos veces, para que no se escapará con Teófila a las tierras, tuve que tirarme de la huerta al camino, pues si daba la vuelta ya no la alcanzaba. La primera vez fue cuando pasaron los 5 aviones que se unieron a otros ahí y la segunda durante la comida.
Recibí el giro el mismo día que ella se marchó.
Hoy recibo carta en mano con esas de Manolo E. y Quique dentro del sobre. Me dice que come en casa de Angelina y duerme en la oficina.
Ahora se ve que está más apenado, porque me dice que cuando ve algún niño se acuerda de Aiduca y Lorenzo y piensa qué estarán haciendo. No decirle vosotros si le escribís que Lorenzo está malo.
Oviedo 3 de abril de 1937.
Queridos padres: sólo cuatro letras para remitirles la carta de Rosalía y la invitación de Francisco y para comunicarles que hoy he girado 300 Pts a Manolo y 700 a ustedes. 165 importe de su paga 300 para Adelaida y el resto que me las dio Quique para que se las girase.
A Manolo también le giré la paga y el resto de Quique.
El capitán Arcenillas me dio recuerdos para usted así como don Evaristo Álvarez que coincidimos en clases pasivas. Lo mismo Quique y yo estamos bien, hoy me dijo que había escrito a Pablo, dentro de unos días esperamos que venga por esta Joaquín. Un fuerte abrazo de ambos para ustedes y para Adelaida y los niños muchos besos de
Manolo (escrito a mano)
Creo que ya hablé de Rosalía, pero como no soy capaz de llevar el hilo de lo que escribo volveré sobre el asunto. Rosalía es hija de mi primo Adolfo, para quien trabajé en Cuba, al final en no buenos términos, quien me acogió junto con su madre y su hermano en su casa en Cienfuegos de Cuba, como creo que ya dije Rosalía se quedó en España a cargo de su abuelo, también su madre fue “abandonada” en Soto de Luiña y de ese modo su madre y ella quedaron a cargo de mi tío el marido de Celedonia.
Cuando Rosalía se hizo mayor y le correspondió estudiar Magisterio, que fue la profesión que eligió para ganarse la vida, se vino Oviedo y estuvo viviendo en nuestra casa.
Se casó contra mi voluntad con un juerguista cuya familia tenía una situación económica muy buena, su padre tenía una carnicería bastante rentable y su madre una casa de empeños, en realidad era prestamista.
Ya sabéis que yo soy una persona seria y que considero que es mucho más importante la seriedad que la fortuna, y que me parece que es un obstáculo para la felicidad cuando no está fundada en sólidos pilares. Además ese hombre yo sabía de él que no era una persona seria, ni responsable en mi opinión no era válido para administrarse el solo y yo dudaba que fuera a dejar que Rosalía pusiera orden en su vida como esperaban sus padres.
El hecho de que estuviera en la cárcel en el 37 no era nada sorprendente, como anécdota contaré que antes de la boda yo me había informado y había llegado a mi poder un anuncio que sus padres habían puesto en el periódico advirtiendo que su hijo en el servicio militar había sido declarado pródigo por sus padres, y que no se harían cargo de las deudas que él pudiera adquirir. En mi opinión esa declaración de su incapacidad psicológica para administrar su economía no lo hacía recomendable como esposo.
Rosalía se empeñó en casarse y mis recomendaciones cayeron en saco roto, ni su madre ni su abuelo hicieron demasiado caso de mis reparos a ese matrimonio, tal vez los cegó que fuera un hijo único de una familia con cierta fortuna, sin que mis consideraciones de su carencia de moral, ni de una familia decente pesaron lo suficiente en ostentar desaconsejar la boda y eso llevó a Rosalía a pasarse la vida con el desconsuelo de ver a su marido saliendo de un lio para meterse en otro. Por cierto su hijo era en el treinta y seis un joven bien dotado físicamente y se distinguió en sus servicios como fuerza de choque integrado en la “Jarca”!
Oviedo 3 de Abril de 1937
(Carta mecanografiada)
Señor don Pablo Echeverría: Querido hermano; desde el domingo estoy incorporado a la tercera bandera de la Legión. Estoy en la 7ª compañía. Esta gente es muy disciplinada y se está mucho mejor que en una compañía de infantería. La compañía está destacada en el hospital que se encuentra en un estado lamentable a consecuencia de los bombardeos rojos, la mayor parte de los pabellones están derruidos. Está conmigo en la compañía José Ramón, Amaro está en otra compañía. He tenido noticias de Juaco que está bien. De Navia también escriben que están bien; parece ser que Adelaida se va a ir a Navia, porque papá no se anima a ir a Ponticiella, pues tiene miedo a que el médico de allí no acierte bien a curar su herida. Manolo S está todo lo aburrido que te puedes imaginar. Un día de estos procuraré ver a don Manolo Suárez[1]. No tengo ninguna otra cosa importante que contarte, procura contestarme pronto.
Enrique (caligrafiado y rubricado)
Oviedo 3 de abril de 1937
Queridos padres: sólo cuatro letras para remitirles la carta de Rosalía y la invitación de Francisco, y para comunicarles que hoy he girado 300 pesetas a Manolo y 700 a Vds.
165 importe de su paga 300 para Adelaida y el resto me las dio Quique para que las girase.
A Manolo le giré la paga y el resto de Quique.
El capitán Arcenilla me dio recuerdos para Vd, así como D. Evaristo Álvarez, que coincidimos en clases pasivas. Lo mismo Quique que yo estamos bien, hoy me dijo había escrito Pablo, dentro de unos días esperamos que venga por ésta Joaquín. Un fuerte abrazo de ambos para Vds y para Adelaida y los niños muchos besos de.
Manolo
Ules 4 de abril 1937
Queridos papás: aquí estoy tan contento como siempre y sobre todo sabiendo que cada día esa herida va mejor. Quique pasó por Ules y se que hace dos días estaba en Oviedo tan sano, pero ni siquiera me mandó una carta, ni nada diciéndome que había llegado, todo lo sé por gente que lo ha visto allí.
De Pablo tuve carta del día 24 y no me ha vuelto a escribir, como no hay combates y todo está tranquilo que no habrá tenido ningún ataque; ahora ya hace tiempo que la artillería de esa gente no funciona.
De Manolo tuve carta del día 26 y estaba bien.
Manolo S no me ha escrito nada y aunque mando soldados para que lo busquen y les escriba mas veces no aciertan al Gobierno y otros van en el momento que no está, y como yo no puedo bajara Oviedo, desde el día que marchasteis no lo volví a ver, pero sé que está bien por los compañeros que así se lo han dicho a los soldados.
Aquí se goza de una paz octaviana y la gaita.
Tuve carta de Adelaida que supongo estará con vosotros, sus cartas, o sea, las que recibí de ella se las mandé a Manolo S hace tres días, de él no tengo ninguna cuando me escriba ya se la mandaré.
Cada día estoy más gordo y tengo más bigote.
Querida Adelaida: Tu esposo es un fresco, yo siempre escribiéndole notas y él no me contesta, no sé si será que los soldados ni se ocupan de llevárselas, acaso el martes baje a Oviedo y me explicará el motivo de no escribirme.
Queridos pequeñinos: ¿Cómo va el abuelito? No enredéis mucho ya veis que está herido y lo molestáis. Tengo muchas ganas de veros sobre todo a Lorencín por ver si da aquellas carcajadas. ¿Crecisteis mucho?. Ya hace tres meses y medio que no os veo y debisteis cambiar mucho, en cuanto vaya jugaremos mucho.
Recibid todos muchos besos y abrazos de
Juaco
Manolo es tonto, pues si no dio sangre por España, la dimos nosotros cuatro en bastante cantidad, sobre todo Quique y yo ¿Hay muchos que puedan decir lo mismo? ¡Viva España!
Aquí aparece el comentario de Juaco a la tontería de Manolo, que se quejaba de no haber sido herido. ¡Que paciencia hay que tener a veces con las cosas de los hijos!. Más en una fecha en la que yo estaba francamente mal con mi herida y Enrique con las secuelas de la granada que le llenó de metralla la cabeza. Y más en aquellos días con la angustia de estar en un hostal, no encontrar una casa, la provisionalidad para la que no veíamos el final.
¡Cuantos afanes!, pero Dios aprieta pero no ahoga, el recuerdo de vivir en la casa de Las Cruces, en el término de Coaña a la que nos desplazaríamos y la estancia de Quique con nosotros y su felicidad participando en las labores campesinas compensarían las angustias de aquellos días.
Para la pobre Matilde también fueron unos días muy felices los que estaban por llegar y serían de los últimos para ella.
Oviedo 7-4-1937
Dn. Joaquín Echeverría
Querido amigo: recibimos ayer su atenta carta por la que vemos que se encuentran todos bien, y usted muy mejorado de las heridas, pues ya saben que deseamos que se reponga pronto, nosotros seguimos bien.
Hace dos días que recibimos dos cartas de Manolo que se encuentra muy bien.
También estuvo aquí su hijo Enrique que viene a visitarnos algunas veces y está muy bueno.
Nosotros, estamos muy tranquilos en casa de este buen amigo, yo bajo todos los días a casa, donde me entretengo quitando escombro y ordenando las cosas que quedan.
No volvimos a ver a Juaco en cuanto a Enrique y a Manolo S, los vemos con mucha frecuencia, ya saben lo mismo ellos que ustedes que si en alguna cosa les podemos servir, lo manden con toda confianza.
Muchos recuerdos de Delfina, Mary y Gloria, para usted, Dña Matilde, Matilde y Adelaida, besos a los pequeños y manden a su amigo.
G Cima.
Besos y abrazos a los nenes, y además familia y a usted le desea pronto restablecimiento.
Gloria.
Almazán, 7 abril 1937
Queridos papás: recibí y me alegró mucho que vayas mejorando. El día 3 me quité lo de la boca. El capitán médico se ofreció a hacerlo con insistencia y yo, muy agradecido por cierto, consentí en ello. Cuando me estaba operando me daba risa pensar el susto que llevaríais si me vierais sobre una mesa de operaciones, cubierto todo con lienzo blanco, dos médicos y tres ayudantes actuando y el capellán al lado. Claro que actuaba de espectador. No tuve que dejar de comer ni un sólo día y aunque me hinchó la cara, hoy está casi normal.
El pase a otro cuerpo lo solicitaré, si hay operaciones por ahí antes que por este frente y no consigo que me destinen con mi función. En mi última carta a Manolo le envié el recibo para que pueda cobrar mi sueldo, ya que aquí pedí que no me reclamasen nada. Si no hay dificultades continuaré así, en otro caso percibiré el sueldo por la pagaduría de Valladolid. De dinero, salvo contingencias (alguna preveo) apenas necesitaré ninguno. Tengo comida y alojamiento gratis, ya que duermo en el tren de manera que por muy mal dadas que vengan las cosas me sobrará bastante con mi sueldo por lo que no necesitaré ayuda. Por el contrario a partir del próximo mes de mayo espero ahorrar casi todo el sueldo porque con la vida que hago aunque quisiera no podría gastarlo.
Ayer tuve carta, fecha 31 de Juaco y otra de igual fecha de Pablo, que están bien, del que no sé ni una palabra desde la salida de Burgos es de Enrique. Cuando tengas la dirección envíamela.
De mi actuación nada te puedo contar para no dar trabajo a la censura, pero si te diré que ya recorrimos 700 km en 24 horas.
Voy a solicitar que me concedan permiso en cuanto pueda, porque me hablaron de que hay un turno y no quiero perder mi vez. Cuando esto pueda ser charlaremos.
Muchos abrazos de
Manolo
PS. Me extrañé que Enrique vaya destinado a fuerza de choque porque me manifestaron a mí que no es posible sin llevar dos meses de oficial.
Como podéis ver mi hijo Manolo sigue obsesionado con incorporarse al frente y con conseguir permiso para visitarnos, le preocupaba mi herida, no conseguiría ni lo uno ni lo otro.
En cuanto a incorporar a Enrique a una unidad de choque como era una bandera de la Legión no me sorprendía, en aquellas fechas se tenía gran confianza en los “provisionales” ya que se adaptaban al combate con toda facilidad. Por otro lado los defensores de Oviedo con su laureada colectiva estaban muy valorados, y siguieron hasta la caída en desgracia de Aranda, poco antes de 1960. Por esas fechas se sustituyó la maqueta de la defensa de Oviedo por la del Alcázar de Toledo. Pero la tentación de reescribir la historia para hacer culto a la personalidad es permanente. Toledo que se había encerrado en el Alcázar y Oviedo había defendido una ciudad sin baluartes ni murallas, pero así se escribe la historia. Como os decía en aquellos momentos el prestigio de la defensa de Oviedo y sus defensores estaba en el cénit.
En la carta anterior Juaco sigue sin darle importancia a mi estado de salud, la realidad es que era lamentable, la infección debilitaba mi cuerpo, las piernas hinchadas me dolían, los pies al mínimo golpe o roce me dolían inmensamente, era incapaz de pasear, pero ante mis hijos lo llevaba con resignación y todos jugábamos a quitarle importancia a las penalidades que pasábamos. La realidad es que los cuidados y el cariño de Matilde hacían llevadera aquella vida de privaciones y preocupaciones y su optimismo y falta de miedo al futuro fueron providenciales en nuestra vida, después se murió y sigo echándola de menos cada día. Pero creo en la buena suerte porque Dios me la conservó en los momentos más críticos de mi salud y creo que sin ella no hubiera superado la herida y la infección que duró más de cinco meses.
Por cierto, pasaba sin comentar la operación de la boca de mi hijo Manolo, otra vez la suerte, si en vez de estar en un servicio de intendencia, rodeado de médicos hubiera estado destacado en los lugares del frente donde estaban sus hermanos, no hubiera tenido la atención medica que disfrutó y tal vez la infección hubiera acabado con su vida.
En la precariedad de la guerra muchas vidas fueron segadas por males que en otras condiciones hubieran sido insignificantes. No me puedo imaginar lo que habrá ocurrido en Zona Roja donde las levas de soldados fueron desde niños de 16 años, hasta hombres de más de cuarenta y se los usó ocasionalmente como “carne de cañón”, sin el equipo adecuado, las acusaciones a heridos de autolesionarse con ejecuciones sumarísimas también fueron frecuentes.
Volvamos a las cartas.
19370408 Oviedo 8 de abril 1937
Queridos padres: ayer recibí su carta fecha 3 del actual, celebrando que las heridas estén mejorando, aunque lentamente, un poco más de paciencia y todo se arreglará.
Adjunto les remito unas letras de Quique, que me entregó hace unos días, pero yo esperaba enviárselas a la primera oportunidad. Contestándoles a las preguntas que me hacen sobre él, les diré que pidió ir a la Legión y se lo concedieron, está en la 3ª Bandera 7ª Compañía, desde el siguiente día de su llegada, pues aunque no les dijo nada a su paso por Navia, ya sabía su destino, pues él y otros dos fueron a pedirlo directamente en la Coruña al General Aranda.
Hace unos días escribí a Juaco para que viniese por ésta y hablar sobre este asunto y ayer vino y me aconsejó que se lo participase a Vds al día siguiente de su llegada a ésta se quejaba de la cabeza y me decía que no se acordaba de nada y supuse que le habían repetido los ataques, por otra parte, yo hablé con el asistente y me confirmó mis temores y asimismo me manifestó que en la Compañía el practicante quiso darlo de baja, pero que se negó terminantemente a esto. Con estos antecedentes le dije que me acompañase a ver a jun médico y lo reconoció Radio y me dijo que después de un examen muy detenido, que lo que tenía era epilepsia nocturna, lo ha sometido a un régimen de verduras y unos sellos para que se los tome y para el día 14 ó 15 vuelva con él y caso de que no se mejore darle de baja y salga de Oviedo. Los primeros días de venir a ésta no se acordaba de lo que hacía de un día para otro, hoy yo le encuentro mejor, es decir, bien, esperemos estos días y a ver qué decidimos sobre el particular.
A Juaco yo le dije todo esto y terminó diciéndome que lo encontraba bien, así es que me comunicó que se lo participase a Vds y por otra parte me dijo que casi está mejor en la Legión pues son más decididos y en caso de avance nunca lo dejarían solo, pues ya saben Vds que cuando avanza es un temerario.
De los colchones ya los tengo preparados, ahora tenemos que buscar una camioneta que haga viaje directo a esa para que no se extravíen, Juaco está ya atento y será el que venga por ellos.
Referente a lo de la casa, pues eso es necesario hablar con el delegado de Navia, que le cuente el caso de que tiene cuatro hijos oficiales en el frente y Vd está herido y que son muchos menos gastos que los de la fonda que no los puede soportar, y veremos lo que les dice. Caso que no resulte y ponga dificultades, pueden hacer otra cosa, vean si en algún pueblin de esos que están a cuatro o cinco km de Navia, que tenga visitas del médico que le cura, si es más fácil encontrar casa, en fin, esta es una idea mía sobre el terreno verán si es o no factible. Sobre el que dio la noticia de que había entrado un nuevo cañonazo, se enteró mal, hasta la fecha no ha entrado.
Enrique duerme en la Compañía, come en casa de Angelina conmigo y casi todo el día lo pasamos juntos.
Hoy les giro 400 pts de Juaco, digan si ha recibido 700 que les giré hace 4 días.
Para Adelaida. Adelaida como puedes ver pocas cosas nuevas que contarte después de las que les escribo a los papás, unos días superiores que llevamos por ésta. La aviación, pero la nuestra, viene todos los días. Dile a Lorencín que tengo muchas ganas de ir contigo a Navia. Yo por ésta, bien pero aburrido y acordándome a cada momento de vosotros. De Manolo hace días que me escribió, está bien, de Pablo sé que está bien por Joaquín. Nada más por hoy, muchos besos para todos y para ti y los niños muy fuerte con un abrazo de
Manolo
Aquí fueron apareciendo los síntomas de la incapacidad de Enrique, ¡Qué dolor y preocupación!, pues con su entusiasmo y obstinación no hubo manera de hacerlo entrar en razón. Esa fue mi principal preocupación en lo que restaba de guerra y los primeros momentos de la posguerra, aunque también mi hijo Manolo con su obsesión de participar en acciones me asaeteaba en sus cartas, con su frustración de tener que quedarse en un destino que consideraba administrativo. Esa era una preocupación menor, ya que yo sabía que tenía la madurez necesaria para aguantar en su destino y hacerlo bien, supongo que poco a poco fue dándose cuenta de la importancia de su función de comunicar el frente con la retaguardia y el movimiento de tropas y evacuación de heridos y prisioneros.
Juaco a esas fechas no había comenzado con sus quejas e impaciencias, tal vez la muerte de sus hombres lo volvieron más impaciente como se verá más adelante, aunque nunca abandonó su entusiasmo contagioso que me parece tanto gustaba a sus soldados. Juaco era el que expresaba más sus sentimientos, tanto de dolor como de optimismo o de desaliento cuando no estaba satisfecho con la evolución de sus asuntos. También me producía desesperación su impaciencia y su deseo de que las cosas fueran de acuerdo con sus criterios y no de acuerdo con el devenir fruto de las decisiones del alto mando Y los aspectos circunstanciales ajenos a la voluntad de todos. Sigamos con las cartas recordando el devenir de las cosas.
Por cierto que la opinión de Juaco sobre Enrique y su temeridad no dejaba también de preocuparme, yo lo conocía bien y sabía que su determinación era muy grande y que las personas así asumen riesgos que en mi opinión no se deben asumir. Tal vez más adelante veamos algún ejemplo en alguno de los nuestros.
Copio aquí el régimen que prescribió el doctor Radio para que Enrique cuidara su enfermedad
Régimen de comidas de Enrique Echeverría Bengoa
Dr. Radio
ALIMENTOS PERMITIDOS: frutas y vegetales de todas clases, quesos blancos (sin fermentar) leche, huevos, pescados blancos.
ALIMENTOS PROHIBIDOS: carnes, embutidos, conservas, salazones, mariscos, pescados azules, café y té
Tomar comida con poca sal
8 de abril de 1937
Querido papá: ayer bajé a Oviedo y estuve con Manolo y Quique; el primero está bien, y me habló de llevar más colchones, cosa que va a ser imposible.
Quique está en la tercera bandera, séptima compañía del tercio, está depuesto en el hospital, como todo está pacífico no debéis apuraros de nada.
Lo encontré desmejorado, pues le han dado otros dos ataques, que como sabes le hacen perder la memoria, el médico quería darle la baja y él no quiso.
Creo que cuando le escribas lo hagas dándole consejos y sin hacer comentarios a sus ataques pues, el sigue sin saberlo; no le digas si yo te dije nada pues se enfadará.
¿Cómo van tus heridas? Cuídate mucho.
Ya sabes sin estar tú en la legión faltó poco para que te mataran.
Pedí permiso para ir a ver a Pablo agrado, mañana sabré si voy.
Sigo tan bueno peso 70 kilos.
Querida mamá: ¿estás contenta ahí?
No te preocupes por nosotros bien sabes que no nos pasara nada a nadie. Todos los días rezo el rosario con mis soldados y pido por todos. Querida Adelaida, Manolo está muy bien pero muy aburrido quiere ir a Galicia destinado.
Queridos pequeñinos: tengo muchas ganas de jugar con vosotros. Recibir muchos besos y abrazos de
Juaco
Ánimo que esto acaba pronto, ya enseguida estaremos todos juntos ¡Viva España!
Ponticiella 8 abril 1937
(Por encima de la fecha: “Nuestra gente avanza en Vizcaya. Que Dios los guíe a ver si les dan un empujón que los planten en medio del Cantábrico”)
Queridos papás: espero que todos estéis bien y que papá siga mejorando de las heridas también que tengáis buenas noticias de los chiquillos. Aquí todos bien los chiquillos corriendo a más y mejor. En este momento están ayudando a terminar las guirnaldas para el día de la confirmación.
Os mando la ropa de los pequeños, dice Teófila que se fije Adelaida en si falta algo para buscarlo ella. Que mire si recogió de la panera el pañuelo bordado de Pablo para si no buscarlo ella y lo mismo cualquier otra cosa y también me manda darles recuerdos y muchos besos a los niños.
Veo que no tomasteis aún ninguna determinación, decirme porqué es y si es difícil encontrar ahí un colchón para comprarlo o si es cierto que no los venden por estar la lana requisada y también y cuánto subiría una cama y un colchón, porque si se queda aquí Manolín tal vez convendría más estar en la casa, más teniendo en cuenta que iba a pintarla yo y ya tengo comprados los materiales para ello.
Creo que Villaverde está en Luarca y que algunos ya cobraron veré cómo, para hacerlo yo también. No es que yo necesite ahora dinero pero es tontería no hacerlo.
Supongo que me mandaréis los zapatos de las niñas, con que lleguen el sábado a Villayón, el domingo me los trae el panadero podéis darle el paquete al cartero ahí.
Si algún día tenéis por casualidad ocasión de traer algo de Oviedo pedid mi abrigo azul, el vestido también azul y los zapatos azules y los blancos que estos me sirven aquí hasta el verano. Y es lástima tener que comprar otras zapatillas, teniendo aquellos también una blusa blanca bueno ya os digo que esto os lo advierto solo para el caso de que tuvierais ocasión de traer algo de allí si empieza hacer calor no tengo que ponerme.
Besos a los pequeños y a Adelaida muchos de esta gente menuda y para vosotros muchos con un fuerte abrazo de
Matilde (Rubricado)
Aquí Matilde como Hermana mayor habla de sus hermanos como los chiquillos, pues en su subconsciente a su hermano Manolo aunque más joven que ella, no lo llamaría chiquillo, pero se ve que éste no le preocupa tanto por los peligros del frente y por eso habla de chiquillos. Al aparecer en el siguiente párrafo. El calificativo de chiquillos pero ya para sus hijas y sobrinos da lugar a equivoco por eso meto aquí esta aclaración.
Ules 9 de abril de 1937
Querida Tilde: acabo de recibir carta tuya, veo que por ahí estáis bien; aquí yo cada día más gordo peso 70 kg.
Bajé a Oviedo el día 7 vi a Manolo y a Quique, el primero está bien pero aburrido, al segundo le han dado otros dos ataques, él sigue sin saber nada ¿Cómo estaba cuando tú lo viste? ¿No le notaste nada? Pierde la memoria durante cierto tiempo después del ataque, S el pobre está asustado, claro que la cosa es importante no por la enfermedad sino porque ahora está de alférez de la Tercera Bandera 7ª compañía del Tercio, pidió voluntario, yo cuando vi que se le repiten le dije que si dejaba que pidiera para la misma compañía, así podía tener cuidado de él, pero bien sabes como es y me dijo que quería estar lejos de mi.
No le digas nada de ser prudente etc eso ya sabes que lo desespera, pregúntale cómo está, si está contento, si son buenos sus legionarios etc; te vuelvo a repetir que no le des ningún consejo.
Cuanto me alegro que los pequeñinos estén contentos, tengo ganas de verlos.
Puede ser que mañana vea a Pablo pues pedí permiso para ir a Grado.
A papá le escribo contándole lo mismo que a ti, creo que lo debe saber, claro que le causara pena ver que nuestro Quique está enfermo, pero también confío en Dios que todo pasará y pronto estaremos todos juntos.
Recibe tu y los niños muchos besos y abrazos de
Juaco
No hagas caso de eso que hacía en Burgos, era mi jersey no yo.
Todos los días mandaré mi litro de leche para que Quique pueda tomarlo, pues está a régimen; quisieron darle la baja y no quiso, hace servicio en el hospital.
Juaco y sus cosas… me desesperaba, supongo que en una carta anterior Matilde le reprochó sus veleidades en Burgos. Pero este hombre todo corazón entregaba su dotación de leche a Enrique, pese a las dificultades de la entrega y la privación para su alimentación, pero en eso hay que reconocer que sus capacidades eran mayores que las de los demás miembros de la familia.
Me desviaba de lo principal, lo principal en ese momento era Enrique, su estado de salud y su incapacidad de comprender cuál era su situación, su empeño en mantenerse en la Legión, cuando él debía entender que no estaba en condiciones de asumir la jefatura de tropa y actuar como fuerza de choque, era absurdo que no lo entendiera, pero él era incapaz de comprenderlo. La pesadumbre que suponía el estado de Enrique me sumía en ocasiones en la desesperación, ya que mi resistencia estaba muy disminuida por la infección de mi herida que no se me acaba de curar.
Todos tratábamos con un cuidado exquisito a Enrique, intentando no contrariarlo, ya que además de obstinado era tremendamente exaltado y teníamos miedo que un disgusto le dañara más su cerebro de lo que ya estaba, todos creíamos que era más grave de lo que el tiempo parece demostrar. Por otro lado con su carácter yo temía cualquier locura, como podría ser iniciar una intervención en un momento en que estuviera al mando de tropa y pusiera en riesgo su vida y la de los demás. Eso no hubiera sido admisible, hoy comprendo que era una preocupación vana, porque pese a su situación su sentido de la responsabilidad le hubiera impedido cometer una estupidez de la índole de la que yo me imaginaba. Ahora recuerdo que hablando de la responsabilidad de los mandos en guerra, me decía que su principal preocupación era reservar la munición, y que él en toda la guerra había sido disparado solamente siete proyectiles, pese a la actuación en la loma del Canto donde también lanzó al menos dos granadas, Padilla del batallón de su hermano desde el Ebro hasta Barcelona donde iban ocupándose de eliminar los posibles pacos que disparaban sobre ellos.
Sigamos con las cartas
Oviedo 10 de abril 1937
Sr. D. Joaquín Echeverría
Mi distinguido amigo: Recibí sus noticias, por lo que me entero va bien de sus heridas lo que me alegro mucho.
Por aquí apenas si cambió la situación desde que V. marchó, yo envié a los míos a Cangas del Narcea, salieron el 31 del pasado, un día muy malo, lluviosos y frío; haciendo el viaje de pie hasta Laviana, de modo que fue muy penoso según carta de ellas, las acompañó mi hermano hasta Grado, pero quedaron muy descontentas con su proceder, en fin ya pasó y ahora están bien, pero llegaron con mala pata, pues al día siguiente de su llegada, la pequeña que estaba muy delicada se conoce que con el frío y la lluvia se puso enferma y en los cuatro días falleció. Ella estaba muy delicada y raquítica, de modo que casi fue mejor que Dios se acordara de ella, pero créeme que los siento mucho.
Vingolea mandó una factura de varias cosas para que se le abonarán, unas 12.300 y pico, no recuerdo bien y se le enviaron sacándolas del banco, yo voy muchos días por la Comparativa, pero hay escasez de muchas cosas, las bujías quedaban el sábado seis cajas, ya dije que cuando quedaron dos suspendiera la venta.
Vino hacia falta mandar de modo que si V. puede avisar a Vingolea por si pudiera enviarlo pues sale bien. Enrique y S los vi ayer, estuvimos un rato junto a mi casa, Enrique está muy bueno en apariencia pero él decía que tenía con mucha frecuencia dolor de cabeza, pero está muy bueno.
Aquí hay mucho trabajo Echeverría, yo sigo durmiendo en la fábrica y esto mismo es para mi edad, pero tiraremos hasta que pare el carro, como suele decirse.
Recuerdos a su mujer y familia reciban los de su amigo que desea pronto saludarlo personalmente.
Evaristo Aller
[1] Se refiera al socio de la Academia San Isidoro de la que eran copropietarios al 50%
42. Anécdotas de Juaco en la Guerra.
Interrumpiré las cartas de la guerra porque creo que es el momento de introducir un par de anécdotas de este singular personaje, digo esto de mi hijo, porque tiene una personalidad muy marcada. Tiene una estatura similar a la de sus hermanos, más altos que su padre. Bueno, Enrique es más alto que los demás. En la cartilla de movilizado de Juaco pone: Edad 26. Estatura 1.64. Ojos castaños. Pelo negro. Nariz: regular.
Él como yo y sus hermanos se movilizó en la madrugada del 19 de julio de 1.936. Nos presentamos en el cuartel del Milán, desatendiendo nuestras obligaciones laborales. Durante toda la mañana fue llegando gente y fuimos haciéndoles su ficha militar. Como curiosidad diré que algunos de los voluntarios eran alumnos de la Academia San Isidoro, verdaderos niños y jugaban a policías y ladrones, a perseguirse en el cuartel. El día siguiente esos jóvenes eran soldados armados y me contaron que exponían su vida con el mismo desenfado. No es que me sorprenda, los jóvenes son más desprendidos que las personas maduras para todo, también para dar su vida.
Cuando se llega a ciertas edades se va cogiendo más apego a la vida y es necesario una educación y disciplina de control de uno mismo para poder comportarse con la generosidad de los jóvenes.
En la noche del día veinte, en la lectura de órdenes en todos los acuartelamientos de Oviedo se lo citó, como ya dije, junto con su hermano Enrique. La orden decía más o menos: -Merecen cita especial los sargentos Joaquín y Enrique Echeverría Bengoa por su conducta distinguida en mantener el orden de marcha en la retirada del avance de cabeza de puente en Llanera de Lugones-. No me recato de repetir esta cita porque me llena de orgullo.
Como ya dije Juaco y Pablo se hicieron alféreces en la primera promoción de Burgos, hicieron el curso junto con Enrique, que al seguir cojo, por las heridas de la acción de la Loma del Canto, no se pudo examinar de la instrucción y se le retrasó la promoción a alférez.
Pasada esta introducción, iré a las anécdotas de Juaco.
Presencié una situación muy emotiva con ocasión de una fiesta familiar y Juaco se echó a llorar. Una de sus hijas pensó que era por su causa y le dijo:
-¿Padre no me pongas triste, tu eres un hombre recio y no puedes llorar por mi causa?.-
Juaco le dijo secándose las lágrimas: -Sí Carmencita, es por ti por quien lloro, pero no confundas mis lágrimas. Yo ya lloré muchas veces siendo hombre. Por ejemplo en la Guerra una vez asaltamos un parapeto y apresamos a los defensores que sobrevivieron en el asalto. Había allí una miliciana herida y no creas, no todas las milicianas eran mujeres desvergonzadas.-
-Aquella miliciana estaba herida en el pecho y queríamos curarla, pero no se dejaba quitar la ropa. Ella decía que no se dejaba desnudar más que por un médico y no teníamos médico. Alguien le dijo: no tenemos, pero elige a uno de nosotros y ese te curará, al que quieras, el que menos vergüenza te dé.-
-La miliciana se tranquilizó y les dijo: quiero que sea ese, ese que está ahí llorando. Era yo. Yo tenía una pena enorme por el daño que les habíamos hecho en el asalto. Yo que era el jefe del batallón. Que había dirigido el asalto. Yo, que había ido delante de todos arriesgando más y haciéndoles todo el daño que pude. Pero una vez asaltado el parapeto pasé a llorar, viendo aquellos hombres destrozados y sobre todo a aquella pobre mujer herida. Así es que Carmencita, no te confundas, los hombres lloramos y no por debilidad, sino por amor o por pena. Lo que siento por ti no me avergüenza, eres apenas una niña y me alegra verte feliz, pero me desgarra saber que un día te irás lejos y no podré verte a diario, tardaré tanto en volver a verte...-.
Juaco tenia en esas fechas la salud delicada y las emociones a flor de piel. Pero esa circunstancia nos permitió conocer algo que no era sorprendente para mí, pero que revela mucho de él.
Para dar otra nota sobre su carácter copiaré aquí una carta que le envió una madre que acababa de perder un hijo y contesta a la notificación que le hace Juaco, como jefe del batallón del infortunado joven. Me adelanto con esta carta, pero al ser enviada por una persona ajena a la familia, no rompe la secuencia del relato. Solamente es un testimonio de un tercero de como era percibido Juaco por las personas ajenas al circulo familiar.
Zaragoza 14 de julio 1938
Sr Echeverría
Apreciable señor: Dispensará que le moleste con mis letras, pero como soy una madre muy dolorida por la desgracia de la muerte del único hijo que Dios me había dejado y ahora ha dispuesto de él, alabados sean sus designios, grande es mi pena pues como era un buen hijo y muy querido y nunca se había separado de mi, es más grande mi dolor, yo le estoy muy agradecida del sentimiento que ha tenido por su muerte y ya que yo no pude besarlo lo hizo Vd, él me contó en las veces que vino a verme estando en la sierra la buena amistad que tenía con Vd y lo bueno y religioso que era, él lo quería mucho así́ que sin tener el gusto de conocerle también le quiero pues todo lo querido por mi hijo es para mi querido y respetado como cosa sagrada.
Lo que tuvo Vd la desgracia de perder a su madre yo he perdido lo que más quería un hijo muy bueno para Esta pobre anciana que creía yo soñaba que había de ser el báculo de mi vejez pero conformémonos con la voluntad del Señor.
Si algún día viniese Vd por esta población le agradecería viniese por esta su casa con el muchacho le mando unas estampillas que le guardaba a mi hijo para cuando viniese y como recuerdo se la mando a Vd.
Pidiéndole me dispense se despide esta madre afligida.
Asunción Irache viuda de Alías (rubricado) Zaragoza.
S/C Jordán de Urríes no 7 Zaragoza.
PD Haga Vd extensiva mi agradecimiento a sus jefes y compañeros.
Tenía esta para mandársela con Julián el que fue asistente de mi queridísimo hijo (Q D P) y en la gloría de Dios quedó en venir a dormir pues el último día que estuvo en esta quiso marcharse a comer con un paisano suyo lo esperé hasta la una de la noche y viendo que no venía por la mañana me levanté temprano y entonces mandé a mi sobrino a casa de su paisano y dijo que ya se había ido me extraña mucho que no vinera a despedirse, crea que lo he sentido.
Vd me tiene a su disposición para algo que pueda valerle cuente conmigo con toda confianza sabe que por la memoria de mi hijo si me necesita haría hasta como de madre para Vd.
Otra anécdota de un cariz muy diferente. El tiempo pasaba y la Guerra se prolongaba, las Brigadas Navarras habían liberado Santander, y en el avance Los Nacionales ocuparon espacios para los que dispersaron fuerzas en zonas amplias. Juaco era alférez provisional y mandaba una compañía, quedó de jefe militar de una zona cuya cabeza era Potes, a cargo de un batallón. Era un territorio relativamente importante, por la orografía de la zona. Potes, ocupada por cientos de soldados, resultó ser hospitalaria con ellos.
Juaco solía salir a pasear por las calles vestido de soldado, es decir sin estrellas ni otro tipo de distinciones para pasar desapercibido. En una ocasión se presentó en una pastelería y pidió un pastel. Detrás del mostrador había unas mujeres mayores que él, atractivas y de agradable aspecto. Lo trataron con simpatía y él pensó que lo habían tomado por un soldado de aldea, que a ellas les daría pena ver a aquel soldadín lejos de su casa y desprotegido en aquella guerra terrible.
Juaco saco su pañuelo anudado y simuló contar con dificultad las monedas necesarias para pagar las chucherías. Ese día en la pastelería comenzó una amistad, lo invitaban a merendar y él correspondía con algún artículo escaso, de la intendencia. Pero no dijo quién era, le enseñaron a escribir, simuló no saber y nos escribía desde esa casa, escritas mal y corregidas por las almas buenas que lo protegían.
Esta relación cambió cuando en día de conmemoración del Alzamiento Nacional. Con ocasión del desfile las pasteleras vieron que Juaco presidía el desfile ataviado como capitán gobernador militar de la plaza.
Hay otra anécdota que incluiré que es anterior a la guerra, pero que dice mucho del carácter y seguridad de aquellos jóvenes que ya se han ido, ya no viven bajo mi techo a excepción de Manolo y tienen su vida sus responsabilidades y se equivocan lejos, con lo cual sufro menos sus infortunios, que a nadie le faltan.
Este Juaco es el mismo que después de la Guerra perteneció a la ejecutiva de la hermandad de alféreces provisionales desde su constitución, que se eligió democráticamente allá por el año 58 ó 59. Él dio el primer salto del paracaidismo del ejército español y un sinfín de actuaciones poco convencionales en el Ejercito del Aire que lo hicieron muy popular y querido.
Otra acción en la que Juaco tuvo protagonismo fue la toma del castillo de Villafranca del Castillo en el frente de Brunete. Su batallón sustituyó a una bandera de la Legión, que había sufrido muchas bajas. Tomó la posición sin bajas apenas. Decía su hermano Enrique que era un caso de habilidad muy grande. También es cierto que condecoraron al carnicero al que él sustituyó, el comandante de la Legión que con su torpeza había sacrificado a muchos de sus legionarios y a soldados enemigos y a Juaco sencillamente “lo enviaron a apagar otro incendio”.
Me contó que con ocasión de la toma de una posición también en el frente de Brunete, las Brigadas Internacionales que tenían enfrente torturaban a personas que él supuso que eran civiles apresados por desafectos o soldados nacionales que habrían caído en manos de los brigadistas, para con sus gritos y lamentos amedrentar a sus fuerzas.
Cuando los de Juaco consiguieron asaltar las posiciones enemigas, no tomaron prisioneros. Los brigadistas que no lograron escapar murieron allí.
Volveré a la documentación, cartas enviadas de casa al frente y viceversa, para contar las alegrías y penalidades de Quique.
Ya apareció una cita a Maruja, en una carta de S, volverá a aparecer y más adelante adquirirá un cierto protagonismo baste decir de momento que es una joven alumna de la Academia San Isidoro, hija de Juan Alonso propietario de la casa de Martínez Vigil nº9, es decir vecina e hija de nuestro casero al comienzo de la Guerra.
Esta carta se comenta por sí sola, pero claro, la persona, la viuda con el luto.